Empleo exigió a las mutuas 142
millones por gastos irregulares de 2006 a 2011
Las entidades aducen diferencias de criterio con la
Seguridad Social
Madrid 22 MAY 2017 -
Dietas no
permitidas, pagos ilegales a colaboradores, despidos de trabajadores a punto de
jubilarse, marisco, alquileres sin justificar… Estos son algunos de los
conceptos por los que la Seguridad Social reclamó a las mutuas de accidentes laborales
la devolución de 142,4 millones de euros de dinero público en seis años, según
las resoluciones de la Seguridad Social entre 2006 y 2011, a las que ha tenido
acceso EL PAÍS.
Las mutuas colaboradoras de la Seguridad
Social son, sobre el papel, asociaciones de empresarios sin ánimo de lucro. Se
encargan de la atención de los trabajadores accidentados y de las enfermedades
profesionales, para lo que reciben el dinero que recauda la Seguridad Social en
forma de cotizaciones. Entre las 20 mutuas existentes —hubo más que han ido
fusionándose—, gestionan este año 13.150 millones en cotizaciones, es decir,
dinero público.
Aunque sean
asociaciones de empresarios, las mutuas son parte del sistema de la Seguridad
Social. Por eso, los interventores del organismo auditan cada año sus cuentas.
En esos exámenes, como muestra la documentación a la que ha tenido acceso este
diario, fue donde los auditores han hallado esos gastos que no se ajustan a la
norma y que las mutuas deben devolver. Los desembolsos van desde la compra de
obsequios de Navidad al pago de “eventos y servicios de restauración”, pasando
por “exceso de retribución del gerente”, para los que no se puede usar dinero
público.
Las
reclamaciones más cuantiosas llegan por pago indebido a colaboradores externos,
que muchas veces son a su vez agentes de seguros. Está prohibido que las mutuas
tengan actividad comercial, es decir, captar afiliados. Los pagos demuestran
que sí hacían esa actividad. También hay reclamaciones por retribuciones
excesivas a otros colaboradores con los que sí pueden trabajar.
Las decenas
de resoluciones de la Seguridad Social —en total, más de 600 páginas— permiten
entrar al detalle de los gastos que los auditores censuran a las mutuas.
Fraternidad, por ejemplo, gastó 152.482 euros en pagar un alquiler de un local
que “ha permanecido vacío e inutilizado”. La Mutua Gallega empleó 371.554 euros
en alquileres “por locales sin uso y su mantenimiento”.
Fraternidad
abonó 12.967 euros en “dos viajes a Argentina realizados por el director
gerente” que la Seguridad Social ordenó devolver. Uno de los mayores gastos
irregulares de esta mutua (2,8 millones) fue por el control de las bajas “cuya
realización no ha quedado acreditada”. Egarsat pagó taxis “insuficientemente
justificados”. Varias mutuas usaron dinero público para pagar los honorarios
del despacho de abogados que les defendió de una denuncia.
Desde que
finaliza un ejercicio, se audita y la Seguridad Social emite la reclamación
definitiva, pueden pasar tres o cuatro años. Las mutuas recurren por sistema a
la Audiencia Nacional, lo que dilata el proceso de devolución aún más. Por
ejemplo, el Ministerio de Empleo exigió a Fremap en 2012 que le devolviera 10,7
millones por gastos irregulares de 2006. La mutua impugnó la reclamación sobre
8,5 de esos 10,7 millones. La Audiencia estimó una parte pequeña, y Fremap
recurrió al Supremo. El fallo definitivo llegó en junio de 2016 y dejó intacta
gran parte de la reclamación de la Seguridad Social. EL PAÍS intentó recabar la
versión de Fremap, sin éxito.
La
Asociación de Mutuas de Accidentes de Trabajo (AMAT) asegura que en el periodo
analizado la Administración “quiso asemejar a asociaciones de empresarios al
sector público y fue reclamando ciertas cosas que creía que no tenían que
haberse realizado”. “A día de hoy, todo está totalmente regularizado y se
cumple al pie de la letra cada uno de los mandatos de la Administración. En
aquel momento las cosas no estaban claras; ahora todos los informes de
auditoría del Tribunal de Cuentas y de la Intervención están aceptados y sin
problemas”, asegura un portavoz.
El análisis
de más de un centenar de resoluciones revela que Fremap fue la que incurrió en
más gastos irregulares (43,5 millones). Por ejemplo, en sus cuentas de 2008,
los auditores públicos hallaron gastos en marisco, como desveló este diario
en 2014. En la
clasificación por volumen de dinero gastado irregularmente también está Mutua
Universal, con 23,5 millones de euros; Fraternidad, con 20,1 millones; Asepeyo,
con 10,6 millones, e Ibermutuamur, con 9,8 millones.
Diferencias de criterio
Universal,
cuya antigua cúpula está pendiente de un juicio por un fraude de 200 millones,
asegura que los ajustes de estos años “tienen su origen en discrepancias de
criterio” entre la Seguridad Social. Fraternidad, por su parte, precisa que ya
hay fallos firmes en las reclamaciones que van de 2006 a 2009 y que la cantidad
se habría reducido de 19,8 millones a 11,5 millones.
Asepeyo
asegura que muchas de las cantidades que les reclama la Seguridad Social están
“pendientes de resolución, reclamación o en los tribunales”. Su jefe de
auditoría explica que en 2006 y 2007, años que tienen reclamaciones de 3 y 3,6
millones, respectivamente, el grueso se debe a indemnizaciones por despido de
trabajadores prejubilados “que suponían un ahorro, para la mutua y para la
Seguridad Social”. La Audiencia Nacional aceptó este argumento para 2006 y
redujo la devolución a 1,1 millones. No lo vio así para 2007.
Buena parte
de lo reclamado a Ibermutuamur corresponde a pagos a colaboradores. La mutua se
escuda en una diferencia de criterio: “Las mutuas se guiaron por el Registro
Público de la Dirección General de Seguros para excluir a los colaboradores que
tuvieran la condición de agentes de seguros. La Seguridad Social, por su parte,
decidió aplicar un criterio más extensivo, la clasificación de su inscripción
fiscal en el Impuesto de Actividades Económicas (IAE)”.
MC Mutual
explica que algunas de las cantidades reclamadas se vieron reducidas tras ir a
juicio y llegar a sentencia firme. En 2006, por ejemplo, los tribunales redujeron
un 9,5% las cantidades irregulares. En 2007, un 26,7%, y en 2008, casi a la
mitad.
El volumen
de reclamaciones no se corresponde con el tamaño de las mutuas. En el caso de
Fremap sí hay correspondencia, es la más grande, gestiona unos 2.600 millones
al año y da cobertura a más de cuatro millones de trabajadores, y es la que
tiene reclamaciones más altas. Pero la segunda es la catalana Asepeyo, que en
2015 gestionaba más de 1.800 millones, y aparece en cuarto lugar.
Fuente: EL PAIS
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